La fría noche de los últimos días de invierno me incitan a escribir, quizás porque hoy decidí, después de muchas noches a enrumbar a otros lares de una de mis pasiones.
En medio de la tranquilidad quiero expresar, transmitir armonía a través de mis composiciones, no me arrepiento de aquel camino que probé, pues ahora sé que es lo que lleva, sin embargo, me di cuenta que no era para mí, no tengo duda que volveré de momentos quizás.
Podría afirmar que este año ha sido como una pausa, no en el trabajo, sino en mi Yo, en darme un tiempo para controlar mis impetudes, para madurar un tanto y para saber que no importa el precio, mis deseos y anhelos los gobierno Yo y es así como rige mi destino, al compás de mi conciencia y mi humanidad imperfecta...que desea a veces la perfección.
Una de las últimas criaturas en este mundo que le importa muy poco los vaivenes de lo no esencial de la vida, hasta el hastío por actitudes de los xy de inseguridad, ¿quien no tiene ese sentir?, pero no vale quedarse con ello, vale luchar por lo que uno quiere, por aquello que realmente vale la pena para cada quien, y si pierdes, aún así ganaste, porque nada se perdió en realidad si lo intentaste.
Batallas ganadas estos últimos tiempos, contra poderosos e injustos, pero también conmigo misma. Aún estamos en esta lucha, en la que se observa y a veces decepciona tanto, o a estos tiempos míos quizás ya no es decepción, solo pena.
Panoramas y panoramas, desde donde estoy, haré lo posible por aquellos de corazón noble, por aquellos que salen día a día y que a pesar que no tienen nada tienen mucho en su interior que ofrecer, recorrer este vasto y bello territorio me ha servido para ser quien soy ...adicionando todo lo vivido.
Es increíble aún en esta realidad haya humanos que no despiertan y duermen en su propio egoísmo, cada quien se salva a si mismo y si ven injusticias callan solo por salvarse.
Seguiré en la lucha...hasta que haya aquel esperanzador amanecer para todos.
Efesios 6: 13-18